Razones para ser católico – Parte II

UPDATE: Después de leer este post (y quizá otros también), usted puede pensar que no tolero a otros cristianos, o pienso que están totalmente equivocados y perdidos, y no se van a salvar. Esto está lejísimo de lo que pienso al respecto. Por favor, lea el siguiente comentario donde hago una aclaración al respecto.

Después de los comentarios de Juan y Leo en mi post anterior, estaba por escribir uno para seguir la discusión, pero éste se hizo muy largo y pensé que era mejor escribirlo en un nuevo post. Ahí va, directamente como lo terminé de escribir:

Juan y Leo, muchísimas gracias por dejar sus comentarios.


Juan, si no me equivoco, tu comentario encajaría mejor en un post como el que escribí hace un tiempo, titulado “Razones para ser ateo”, y que está acá. Si tenes un tiempo, te invito a que lo leas. Creo que ahí vas a encontrar mi respuesta a alguna de tus afirmaciones.

El Génesis no da datos científicos sobre la creación del mundo (para eso tenemos, por ejemplo, la teoría de la evolución). Su mensaje profundo es que Dios creó al hombre, y que la mujer es de la misma naturaleza que el hombre. Ésta respuesta del padre Miguel Fuentes te puede ayudar (todavía no la leí, pero ya la agendé).

Yo creo que hay que estar preparado para leer el Antiguo Testamento (y la Biblia en sí). En él hay muchos géneros literarios (como el apocalíptico) que no estaría bien interpretarlo sin ubicarse en el contexto histórico, y con un gran conocimiento sobre la cultura hebrea. Así como el autor sagrado escribió sobre Adán y Eva para comunicar que Dios creó al hombre y a la mujer, quizá de la misma forma Dios, a través de algún hombre, quiso hablar a su pueblo con la historia de Noe, para decir algo concreto con imágenes. Hay que recordar que ese pueblo tenía una forma de pensar muy distinta a la nuestra en esos tiempos… Dios tenía su forma de hablarles y enseñarles. Tendríamos (quizá ustedes ya lo han hecho, yo no) que hablar con algún teólogo para que nos explique estas cosas.

En general, estoy de acuerdo con lo que decís de Lutero. Él se decía a sí mismo en su obra “Conversaciones de sobremesa”: “Estás destruyendo lo que hasta ahora ha admitido la Iglesia como cierto durante tanto tiempo; con tu doctrina estás minando el orden espiritual y temporal”.

Un razonamiento quizá muy simplificado, pero que me parece válido, es que el protestantismo nació hace unos 500 años. El catolicismo está hace 2000 años. Si la Iglesia Católica (de la cual se separó Lutero, que era un sacerdote agustino) que estuvo esos 1500 años anteriores, enseñó mal, con errores, entonces (me parece que se puede deducir esto) Jesús ha fallado: podemos decir que no sabemos nada de él. ¿Quién dice que el mensaje no se haya corrompido en estos siglos? ¿Quién dice que no hayan cambiado la Biblia original por enseñanzas que eran convenientes para algunos en cierta época? Las puertas del Infierno han prevalecido sobre ella, ha inducido al error a muchos hombres, y no es cierto lo que les dijo Jesús una vez a los apóstoles: “yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos”.

Con respecto a las “cuestiones morales interesantes”, realmente es dura esa cita que colocás (la de Corintios). Una lectura superficial resulta dura para un hombre de nuestro tiempo. Pero eso (la interpretación cruda que hago yo por lo menos) no es lo que enseña la Iglesia con respecto al trato a las mujeres. Y justamente una de las tareas de la Iglesia es transmitir el mensaje de Jesús actualizado. Hace 50 años las personas pensaban distinto. Hace 500 años pensaban muy distinto, y mucho más diferente era su forma de concebir las cosas hace 2000 años. Y es importante decir también que la Biblia tiene un componente divino y uno humano (o sea que es inspirada por Dios, pero también está impregnada de la cultura del hombre de esa época). No es un libro fácil, para nada. Si te acercás a él sin buscar explicaciones en gente formada y autorizada (como un buen sacerdote o teólogo) podés caer en interpretaciones erróneas.

Yo no tengo fe porque “si”. Simplemente lo que para mí es un buen argumento para vos no lo es. Soy consciente de que la fe no viene de la razón, pero sostengo que hay muchas razones para creer. Como decía en mi post sobre los ateos, y esto es lo que creo detectar en muchos de ellos, creen saber cómo debería ser y actuar Dios (“si Dios existe, entonces ¿por qué no les mandó un Jesús a los aborígenes de América para que se salven?”). Como Dios no es o no actúa como ellos creer que debería ser o actuar, entonces Dios no existe. O como la Iglesia viene supuestamente de Dios y no es perfecta, sino que encontramos en ella situaciones de pecado, entonces Dios no existe y todo es una mentira. Pero… ¿y si Dios es otro del que pensamos que es? ¿si realmente actúa de una forma a veces poco entendible para nosotros? ¿El no es acaso, justamente Dios (o sea, perfecto, infinitamente sabio)? ¿Nosotros somos dioses también, estamos a su altura, que tenemos que entender todo lo que Él haga? ¿No será aquí más que nunca, verdad eso de que “los pensamientos de los hombres no son los de Dios”? Si Dios hace algo que yo no entiendo, ¿entonces está equivocado, no existe…?

…y con respecto a los pecados que hay en la Iglesia: recordemos, como lo hace Casanova en el video, a los apóstoles: Pedro que negó a Jesús tres veces. Judas que lo entregó. Santiago y Juan que se peleaban por los primeros puestos. Y todos… que lo abandonaron en la cruz. Conclusión: todos tenemos nuestro lugar en la Iglesia, a pesar de nuestras imperfecciones.

No me parece que George Carlin sea un tipo a quién tomarle la palabra en estas cosas. Simplemente hace humor y ridiculiza todo, con una imagen rara de Dios. He visto a varios como él. Es lo que decía antes sobre creer saber cómo es Dios y cómo debe actuar: las Iglesias necesitan dinero para sostenerse, para formar a sacerdotes, para comer, etc. ¿Por qué Dios, que es perfecto y todo poderoso no hace aparecer dinero en las Iglesias? Ese sería el pensamiento nuestro sobre Dios. Como Dios no hace aparecer dinero, entonces o no existe, o todo es mentira. Si Dios fuese como algunos ateos creen que debería ser, entonces realmente no seríamos libres, sino que Él se mostraría a nosotros sin que podamos dudar, y así deberíamos creer forzadamente. Pero ¿y qué tal si Dios no es así? ¿Qué tal si Dios hizo al hombre libre y deja que él tome libremente sus decisiones, siempre tratando de guiarlo, poniendo personas en su vida, y todas esas formas que tienen de llegar a uno…? ¿Qué tal si en vez de ser un gritón y decir “¡acá estoy!” es más bien alguien que susurra a quienes les buscan?

Leo, creo que yo no me limité simplemente a decir lo que creo, sino también a poner links a videos con los argumentos, aclarando que el video presente en el post es simplemente una entrevista, y obviamente no toca con profundidad todos los aspectos. Fernando Casanova explica muy bien (a mi parecer) los dogmas de fe católicos en su programa “Estoy en Casa”, que los podes encontrar en YouTube. El padre Miguel Fuentes, en su libro ¿En dónde dice la Biblia qué…? Respondiendo las principales objeciones de las sectas y de los protestantes… bueno, no hace falta que aclare de qué se trata el libro. Simplemente decir que es excelente.

Hay muchas cosas que decir del Papa, la Virgen, la Tradición Apostólica, etc… seguramente vos tendrás muchas cosas para decir, y yo también las tengo. He escuchado y leído muy buenos argumentos a favor de lo que enseña la Iglesia Católica, y he escuchado muchos testimonios de conversión al catolicismo, no sólo Fernando Casanova, sino también otros como Bob Sungenis y James Akin, que tienen argumentos, a mi parecer (que no soy teólogo ni nadie especializado en el tema… estoy estudiando Ingeniería en Sistemas en Santa Fe) tienen sentido y son válidos.

Ojalá no te ofendas (ni nadie que lea esto) por lo que voy a colocar abajo, simplemente creo que los argumentos son buenos y pienso que tengo que decirlos. A mí me gustaría que me digan si estoy equivocado en algo tan importante para uno como su fe.

No estoy de acuerdo ni en sintonía con relativizar las creencias religiosas. Digo esto porque para muchos está bien si somos católicos, agnósticos, o judíos… no importa (lo cual se traduce, me parece, a un desprecio por la verdad). En realidad, no podemos estar todos en lo cierto. O Jesús instituyó la Eucaristía o no lo hizo. O es Dios o no lo es. No pueden ser ciertas todas estas afirmaciones (que se contradicen) al mismo tiempo. Y por lo tanto, no podemos pensar que todas las religiones (incluyo también aquí al ateísmo) son verdaderas. Sería como decir que “si” y “no” son iguales.

Por todo esto me parece importante decir todo lo que digo. Se que puede sonar duro e incluso ofensivo para algunos, pero seguramente será de utilidad para otros. En definitiva, no es más que decir lo que pienso que es la verdad. Y creo que lo digo con respecto.

En fin, “eso” que quería colocar era lo siguiente, unas palabras del nombrado Bob Sungenis, un ex pastor protestante, sobre el principio protestante de Sola Scriptura, y otro comentario de James Akin sobre el Papado. Las saqué del libro de Miguel Fuentes que nombré arriba. Cabe aclarar, que es una pequeña parte del mismo. Todos los temas controvertidos (dogmas de fe católicos, incluso sobre los principios protestantes y el Papado) están explicados extensamente en el libro. Ésta es simplemente una reflexión breve de Sungenis y otra de Akin que Fuentes cita:

Bob Sungenis sobre Sola Scriptura:

Al hojear la pila de libros católicos que (unos amigos ex protestantes convertidos al catolicismo) me habían enviado, lo primero que examiné fue la idea protestante de sola scriptura, la noción que sólo la Biblia tiene autoridad. Fue como una cachetada en la cara cuando me di cuenta de la verdad de la reivindicación católica que sola scriptura es una doctrina falsa, una tradición de los hombres. La Biblia (y por extensión sola scriptura) fue la doctrina a la que dediqué mi vida. Al estudiar la enseñanza católica contra sola scriptura me di cuenta, instintivamente, de que todo el debate entre el catolicismo y el protestantismo podría resumirse en el concepto de la autoridad. Cada doctrina que uno cree está basada en la autoridad que uno acepta. Decidí comprobar esta teoría de los Reformadores pidiéndole a muchos estudiosos y pastores protestantes que me ayudaran a encontrar sola scriptura en la Biblia. En esta etapa, no me sorprendió que ninguno pudiera darme una respuesta convincente.

Me citaban versículos que hablaban de la veracidad e imposibilidad del error en la Biblia, pero no me podían citar una frase que dijera explícitamente que las Escrituras son las únicas que tienen formalmente autoridad suficiente.

Curiosamente, algunos de estos protestantes tuvieron la honestidad de admitir que en ningún sitio de la Biblia se enseña sola scriptura, pero compensaban esta laguna diciendo que la Biblia no tiene que enseñar sola scriptura para que la doctrina sea cierta. Pero yo me di cuenta de que esta posición era insostenible. Porque si sola scriptura –la idea que la Biblia es formalmente suficiente para los cristianos– no es enseñada en la Biblia, sola scriptura es una propuesta falsa y contradictoria en sí.

Al estudiar las Escrituras a la luz del material que me había sido enviado, empecé a ver que la Biblia señala a la Iglesia –y no a sí misma– como la máxima autoridad en asuntos doctrinales y espirituales (cf. 1Tim 3,15; Mt 16,18- 19; 18,18; Lc 10,16).

(…) Reconocí que la Biblia, aunque contiene la revelación inspirada por Dios, no puede ser la ‘autoridad’ máxima, pues depende de personas que razonan para observar lo que dice y, más importante aún, para interpretar lo que significa. Además, sabía que la Biblia nos advierte que contiene información difícil y confusa que puede ser (si no tiende a ser) tergiversada en un sinfín de interpretaciones falsas e imaginarias (cf. 2Pe 3,16).

Durante los años que anduve perdido en el desierto teológico del protestantismo, siempre supe que había algo equivocado, pero no sabía exactamente qué. Ahora empezaba a enfocar el problema y a discernir las partes del rompecabezas. Mientras más profundizaba, más me daba cuenta del daño que la teoría de sola scriptura había hecho a la cristiandad. La más evidente en este sentido era el protestantismo mismo: una enorme masa de denominaciones en conflicto y desacuerdo, ocasionado por su propia naturaleza de ‘protesta’ y desafío, una interminable proliferación de caos y controversia.

Mis diecisiete años de estudios bíblicos protestantes me aclararon una cosa: Sola scriptura era un eufemismo para ‘sola ego’. Lo que quiero decir es que cada protestante tiene su propia interpretación de las Escrituras, y, claro está, cree que la suya es superior a la de los demás. Cada uno da su punto de vista, asumiendo que el Espíritu Santo le ha guiado a esa interpretación personal.


Bob Sungenis, De la controversia a la consolación, en Patrick Madrid, Asombrado por la verdad, Basilica Press, Encinitas, Estados Unidos 2003, p. 135-137.

James Akin sobre el Papado (es un comentario sobre Mt 16, 17 en adelante):

Según la regla de interpretación anticatólica, petros significa ‘piedra pequeña’ mientras que petra significa ‘piedra grande’. La declaración: ‘Tú eres Pedro [Petros]’ debería ser interpretada como una frase que subraya la insignificancia de Pedro. Los evangélicos creen que lo que Cristo quiso decir es: ‘Pedro, tú eres una piedrita, pero yo edificaré mi Iglesia en esta masa grande de piedra que es la revelación de mi identidad’. Un problema con esta interpretación, que muchos estudiosos protestantes de la Biblia admiten, es que mientras que petros y petra tuvieron estos significados en la poesía griega antigua, la distinción había desaparecido ya en el primer siglo, cuando fue escrito el evangelio de Mateo. En ese momento, las dos palabras significaban lo mismo: una piedra. Otro problema es que cuando Jesús le habló a Pedro, no le habló en griego sino en arameo. En arameo no existe una diferencia entre las dos palabras que en griego se escriben petros y petra. Las dos son kêfa; es por eso que Pablo a menudo se refiere a Pedro como Cefas (cf. 1Co 15,5; Gal 2,9). Lo que Cristo dijo en realidad fue: ‘Tú eres Kêfa y sobre esta kêfa edificaré mi Iglesia’. Pero aun si las palabras petros y petra tuvieran significados diferentes, la lectura protestante de dos ‘piedras’ diferentes no encuadraría con el contexto. La segunda declaración a Pedro sería algo que lo disminuye, subrayando su insignificancia con el resultado que Jesús estaría diciendo: ‘¡Bendito eres tú Simón hijo de Jonás! Tú eres una piedrita insignificante. Aquí están las llaves del reino’. Tal serie de incongruencias hubiera sido no sólo rara sino inexplicable. (Muchos comentaristas protestantes reconocen esto y hacen todo lo posible para negar el significado evidente de este pasaje, a pesar de lo poco convincentes que puedan ser sus explicaciones).

También me di cuenta de que las tres declaraciones del Señor a Pedro estaban compuestas por dos partes, y las segundas partes explican las primeras. La razón porque Pedro es ‘bienaventurado’ fue porque ‘la carne y sangre no te han revelado esto, sino mi Padre que está en los cielos’ (v. 17). El significado del cambio de nombre, ‘Tú eres Piedra’ es explicado por la promesa, ‘Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y los poderes de la muerte no prevalecerán contra ella’ (v.18). El propósito de las llaves es explicado por el encargo de Jesús: ‘Lo que ates en la tierra será atado en el cielo’ (v.19). Una lectura cuidadosa de estas tres declaraciones, poniendo atención en el contexto inmediato y en interrelación, muestra claramente que Pedro fue la piedra de la cual habló Jesús. Éstas y otras consideraciones me revelaron que las interpretaciones estándar anticatólicas de este texto no podían quedar en pie después de un cuidadoso estudio bíblico. Habían arrancado a la fuerza la segunda declaración de Pedro de su contexto. Yo ratifiqué mi interpretación, concluyendo que Pedro era verdaderamente la piedra sobre la cual Jesús edificó su Iglesia. Creo que esto es lo que un lector sin prejuicios concluiría después de un cuidadoso estudio gramatical y literario de la estructura del texto. Si Pedro era, de hecho, la piedra de que hablaba Jesús, eso quería decir que él era la cabeza de los apóstoles (…) Y si Pedro era la cabeza terrenal de la Iglesia, él reflejaba la definición más básica del Papado.


James Akin, Un triunfo y una tragedia, en: Patrick Madrid, op. cit., p.
77-82