Una mirada detrás de “El Código Da Vinci”

Hay mucha gente, estoy seguro, que piensa que lo que decía era verdad. Estas personas se caracterizan por ser presuntos incrédulos. El padre Fernando Pascual dijo una vez que “No hay mayor credulón que el presunto incrédulo”. Por eso, cuando salga un nuevo libro, con una nueva historia y que contradiga a El Código Da Vinci, también se lo van a creer.

Muchos decían que esta novela marcó un antes y un después. No es cierto: este tipo de cosas se vienen escribiendo desde hace muchísimo tiempo. Si repasamos década por década al siglo anterior, verán que en cada una de ellas existía una imagen distinta de Jesús, producto de publicidad y libros como El Código Da Vinci. En realidad el tema interesa… ¿vieron?

El año pasado me bajé tres videos de un documental mexicano sobre esta novela de ficción. Son muy interesantes, y además corto, por lo que no les va a quitar mucho tiempo. Estos son los links para los que quieran verlo:

¿Por qué la gente es así? ¿Por qué cree tan fácilmente lo que se les presenta en los medios?


Anoche estaba hablando con una persona sobre el sacramento de la confesión. Esta persona asiste a misa eventualmente, y comulga todas las veces. No se confiesa. Así que le dije, por si no lo sabía, que no podía comulgar si no se confesaba antes. En ese preciso momento se levantaron las temperaturas y comenzó una discusión. Tengo un brazo roto y la pierna cortada… mentira 😛

Esta persona dijo en un momento algo así: “A mí nadie va a venir a decirme si tengo que confesarme antes de comulgar. Yo si quiero voy y comulgo todos los domingos y no me confieso”. Sí sabía que hay que confesarse antes…

Esa es la respuesta a la pregunta que planteé anteriormente: la gente es orgullosa, cree que tiene la razón y que puede armar su propio concepto de lo que está bien y de lo que está mal. Esto se llama relativismo, y es algo de lo que el Papa Benedicto XVI habla muchísimo, ya que es un rasgo de nuestra era.

Pensando de esta forma, entonces no podemos quejarnos de que alguien venga, nos rompa el auto a piedrazos, nos tumbe la puerta y nos robe todo. ¿Por qué no? y porque a él, seguramente, nadie va a ir a decirle si puede o no romper un auto a piedrazos y si puede o no tumbar una puerta y robar todo. Exactamente lo mismo pasa con el aborto. El relativismo es un concepto que se refuta a sí mismo.